martes, 5 de julio de 2011

I do remember




Sí, aún recuerdo el día en el que la nueva profe de gimnasia nos enseñó cómo bateaba cráneos en Guantánamo. Evidentemente los llorones, cobardes o asmáticos estaban muy lejos de conseguir una sonrisa de Miss Hard Ball. En fin, digamos que era duro igualmente para los más aventajados.
Su vida estaba hecha por y para el deporte, y nada ni nadie le quitaría el sueño de entrenar a un atelta profesonial en el tiro de jabalina en los Juegos Olímpicos. Para su desgracia, en aquel momento debía conformarse con los pardillos que conformábamos la clase de 3º del instituto.
Nunca fuí capaz de adivinar su edad, no sé si llevaría el pelo teñido o si algún día se llegó a cambiar los pantalones. El caso es que Miss Hard Ball nos enseñó lo que es la fidelidad a una pasión y la recompensa de la agónica espera del esfuerzo.
No sé que será de ella, quizá viva en cualquier portal, en un pisito alquilado con sus peces de pecera tuneada y un retrato de la virgen de hierro coronada de medallas de superación...

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